
La iglesia se enfrenta a una de las mayores crisis de reputación. Son muchas las personas que frecuentemente dicen creer en Jesús pero no aprueban la iglesia, como si fuesen eco de la frase que citó Mahatma Gandhi: "Me gusta tu Cristo, no me gustan sus cristianos.”
Esta actitud en respuesta a escándalos, comportamientos distorsionados de Dios que han sido protagonizados por personas que dicen ser cristianas o por pecadores en proceso de redención.
Lo cierto es, que la iglesia está conformada por humanos que fallan. No digo esto para justificar la falta de acción o acciones ineficaces que haya mostrado la iglesia, pero sí para girar tu mirada del hombre hacia Jesús. Ese Jesús que almorzó con Zaqueo aun sabiendo que era ladrón, quien camino con Judas aun sabiendo que era traidor, quien no acuso a la mujer adúltera aun sabiendo que era culpable, quien dio su vida por la iglesia aun sabiendo que no era perfecta. Se trata de mirar a Jesús no a la iglesia.
Lo interesante es que al mirar a Jesús y comprometerte con él, amarás a su iglesia, porque aprenderás a amar lo que él ama. La iglesia nace en el corazón de Dios (Mateo 16:18) y prevalecerá hasta su regreso.
A continuación te citaré 3 razones de porque es importante que en el transcurso de tu relación seas parte activa de una iglesia local, considerando Hebreos 10:24-25:
“Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.”
Congregarse estimula al amor y a las buenas obras
Congregarse te enseña a ver más allá de tus propias necesidades, te motiva a no ver tu relación como un fin para el placer mutuo sino como un canal para bendecir a otros. Te ofrece el privilegio de tener maestros que te guíen y confronten.
Últimamente han tomado auge “los autodidactas espirituales”, que prescindiendo de comunidad se enfocan en el estudio e interpretación de la Palabra, forjando su propia doctrina según su estilo de vida. Se debe tener cuidado con esta postura, pues puede provocar que el yo sea el centro, sin maestros. El pastor Rob Green cita “no solo necesitamos conocimiento, sino que tenemos que poner nuestro conocimiento en práctica al servir”.
Congregarse es un mandato de Dios
Si la Biblia lo dice tan textualmente no es necesario entrar en detalle, ¿cierto? Sin embargo, las personas suelen ser muy buenas escuchando a Jesús y muy malas poniendo en práctica lo que les dice. Seleccionan de la Biblia versos al azar para obedecer, según el que más se adapte a su forma de ser o su estilo de vida. Y, pasan por alto aquellos que les requieren gran sacrificio o compromiso.
"Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca. Pero el que me oye y no hace lo que yo digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran desastre!" (Mateo 24-27)
Para que tu relación sea construida sobre la roca debes ser hacedor y no tan solo oidor de la Palabra de Dios (Santiago 1:22). Si tu anhelo es que tu relación no se quiebre ante los vientos de la escasez, enfermedad, abundancia, sobrecarga de responsabilidades, problemas familiares y de cualquier otra índole, debes procurar obedecer la Palabra de Dios: ¡Se parte de la iglesia!
Congregarse anima a perseverar
Habrán momentos en tu relación en el que querrás abandonar, en los cuales el pecado de tu pareja o el tuyo te harán quitar la mirada de la gracia de Dios. La iglesia te ayudará a permanecer; recordándote el evangelio y acompañándote a caminar por el desierto, creyendo que Dios es la única provisión que necesitas para cruzar al otro lado de tu situación actual. Dios usa su Palabra, su Espíritu y su Iglesia para extenderte ayuda y consuelo.
No quisiese culminar este artículo sin invitarte de forma insistente a:
Asistir y comprometerte. Si no tienes una iglesia a la cual asistir, ¡busca una! Si ya asistes a alguna, ¡comprométete! El asistir a la iglesia sin comprometerte a servir puede llevarte a un cinismo respecto a la iglesia que puede destruir tu relación con Jesús.
Perdonar y volver. Si has sido lastimado por la iglesia, ¡ora para que Dios te ayude a perdonar y coloque en ti la valentía de acercarte nueva vez a la iglesia! Y al volver recuerda que ¡tú eres la iglesia!
Discernir la sana doctrina. Lamentablemente hay iglesias que abusan espiritualmente de sus miembros, predicándoles un evangelio centrado en el hombre y no en Dios, ofreciendo salvación sin arrepentimiento, estimulando la religión y no la relación con Dios. Es importante que tu tiempo con Dios no se reduzca a las reuniones semanales de la iglesia, procura establecer una intimidad con Dios para que seas sensible a su voz y discierna como el piensa y actúa.
¡Hablemos! ¿Cómo ha impactado la iglesia en tu relación?
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