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El estereotipo del hombre perfecto y la necesidad de redención en la mujer

Writer's picture: yau_ortegayau_ortega
hombre en naturaleza


Este año Dios me dio el regalo de colaborar en el ministerio @multiplicando_gracia, el cual está enfocado en capacitar a mujeres jóvenes para abrazar, deleitarse y vivir el rol de esposa, conforme el modelo que Cristo nos cita en su Palabra.


Cada programa es un reto, que nos exige permitir que la Palabra de Dios confronte nuestras acciones y patrones mentales para hacer las cosas a la manera de Dios, no según nuestras creencias o voluntad. Así que si estás soltera, en una relación de noviazgo, comprometida o recién casada, ¡corre a Instagram y síguelas! ¡Luego me agradeces!


El primer programa de este año se desplegó en febrero 2024, El altar de la futura esposa, durante 21 días estuvimos cada mañana entre 6:00am y 6:30am reuniéndonos virtualmente con un grupo aproximado de 70 mujeres orando y desarrollando temas relacionados a nuestra espiritualidad, carácter y la promesa de Dios materializada en ese hombre que él está preparando para nosotras, o ya nos entregó (en el caso de las casadas).


Uno de los devocionales que me tocó dirigir llevaba por título el estereotipo del hombre perfecto, sí justo el título de este artículo, fui tan impactada por este tema, que tenía que comentarlo si o si contigo en este espacio.

 

En el devocional estuvimos deconstruyendo el estereotipo del hombre perfecto, al entender que detrás de esa idealización se esconde una necesidad de redención. Pero, ningún hombre puede redimirnos, solo Cristo. De forma consciente o inconsciente muchas de las cualidades que tenemos en la lista del estereotipo del hombre perfecto apuntan a nuestra necesidad de ser redimidas. Desglosaremos este objetivo en tres secciones.

 

Primera sección: Necesidad de redención

Tú y yo tenemos una similitud con Rut, y es en relación a nuestra necesidad de redención. Cristo nos redimió al aceptarlo como nuestro Dios y Salvador. Sin embargo, no podemos hacer caso omiso a la cantidad de veces que sentimos que esas vestiduras de nuestro corazón que Cristo limpió, las manchamos con nuestra infidelidad, nuestra desobediencia, nuestra ignorancia, nuestra altivez. Pero también llegan situaciones que no necesariamente provocamos que manchan, estrujan nuestro corazón: pérdida de personas cercanas, violencias sexuales, verbales, emocionales. Hechos que hoy recordamos o que tal vez aún estamos viviendo que nos tienen en pedazos, con heridas que aún no han cerrado o con cicatrices que al verlas nos avergüenzan; y volvemos a sentir esa necesidad de redención.

 

Cegadas por nuestra vergüenza, culpa, dolor o ignorancia, corremos toda la vida, conscientes o inconscientes, detrás de un redentor. Nos justificamos tras la expresión: “yo lo que busco es un hombre conforme al corazón de Dios”, y desde que identificamos las 2 ó 3 cualidades que esas heridas o cicatrices nos “arrebataron” de Dios en un hombre, nos entregamos a él y ponemos sobre sus hombros el peso de redimir ese dolor, esa vergüenza, esa culpa, esa carga, ese vacío que llevamos dentro. Buscamos en el hombre lo que solo Dios puede darnos. 

 

Volvamos al personaje de Rut. Pese a que Rut tenía una necesidad apremiante de redención, Rut no puso su confianza en un hombre. Cuando Rut decide seguir a Noemí, no sabía que Booz existía, mucho menos lo recordaba Noemí.

 

Rut estaba decidida a continuar una vida de soltería sin que esto influyera en su identidad, pues su redención no recae sobre un hombre de carne y hueso sino que su redención estaba sobre el Dios de Noemí, al cual ella estaba decidida a conocer. 


Esta decisión de fe de Rut es un eco de Salmo 37:4-7

“Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él, y él lo hará. Y exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. Guarda silencio ante Jehová, y espera con paciencia en él.”

 

Segunda sección: Sujeto de redención equivalente a una mala o buena decisión

He visto a mujeres muy cercanas a mí ser marcadas negativamente por relaciones que no terminaron bien. Mujeres que pusieron su confianza en hombres de ministerio, que al final terminan abandonadas y con heridas emocionales que les ha costado o que aún luchan por sanar.

 

Me gustaría entrevistar a Rut, preguntarle, ¿dónde opinas estuvo el error? Hay muchas variables que podría mencionar, pero seguramente me respondería con una pregunta ¿por cuál camino esas mujeres se acercaron a esos hombres?

 

Una de las cosas que Rut realizo de manera magistral fue la ejecución de actos de obediencia ante las instrucciones de su suegra Noemí. Mandato tras mandato, los cumplía al pie de la letra sin cuestionar, sin justificar, SIN EMOCIONARSE.

En Rut 2:20 Noemí dice sobre Booz:

Ese hombre es uno de nuestros parientes más cercanos, uno de los redentores de nuestra familia.”

Y es en Rut 3:9 que Rut, en obediencia a Noemí, hace el primer acercamiento intencional a Booz

—Soy Rut, su sierva —contestó ella—. Extienda sobre mí el borde de su manto ya que usted es el redentor de mi familia.

 

El Rut reconocer que su redención viene de Dios, y el someterse en obediencia, le permitió tomar una decisión correcta. Si nos acercamos al hombre correcto por el camino y la manera incorrecta, estaremos construyendo una relación incorrecta. El “estereotipo del hombre perfecto”, más que apuntar a una lista de cualidades que él debe tener, debe apuntar a reconocer donde está guardado tu corazón y por cual camino buscarás encontrar al hombre al cual darás acceso a ese lugar secreto.

 

“El corazón de una mujer debe estar tan profundamente escondido en Dios, que el hombre que la pretenda deba buscarlo a él para encontrarla a ella”. (C.S. Lewis)

 

En mi noviazgo esta frase me acompañó por años, la pegaba en todos los sitios y siempre evaluaba ¿por cuál camino me estoy encontrando con mi novio? Aún casados, en varias ocasiones le digo a mi esposo “que hermoso es seguir encontrándonos a los pies de la cruz”. ¡Es que no hay otro lugar donde podamos construir una relación conforme a Cristo que desde la cruz, donde nuestras vulnerabilidades son expuestas y confrontadas a la luz de su Palabra!

 

Tercera sección: No siempre es como lo esperamos 

Yo creo que el primer altar de la futura esposa lo dio Noemí a Rut. Podemos leer entre las líneas del libro, la sabiduría y bondad que había en Noemí y el espíritu enseñable y apacible que había en Rut.


Uno de los versos que más me confrontan de Rut, en el contexto de este tema que estamos viendo es Rut 3:10, cuando Booz cita a Rut:

—¡El Señor te bendiga, hija mía! —exclamó Booz—. Muestras aún más lealtad familiar ahora que antes, pues no has ido tras algún hombre más joven, sea rico o pobre.


Muchas veces ese camino de redención que es Jesús, nos lleva distante de nuestros deseos. Parece volarse detalles importantes de nuestro checklist. Rut se rindió a Jesús por completo, entregando aún sus expectativas, y recibió mucho más de lo que pudo imaginar.


¿Qué estarás dejando de recibir por aferrarte más a tu lista de deseos sobre cómo debe ser el hombre que esperas o que ya Dios te entregó, en vez de enfocarte en guardar tu corazón en Dios y hacer de él tu fuente de redención y plenitud?

 


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